Los hechos de esta novela nos transportan a un fin de semana que Carlitos, un joven de trece años, pasa junto a sus abuelos. A través de diálogos frescos y cargados de humor, se retrata la entrañable relación entre el nieto y sus abuelos, que comparten actividades cotidianas, como la preparación de recetas culinarias, y conversaciones con reflexiones profundas sobre la vida, la historia, las desigualdades sociales y la importancia de tener una mente abierta y crítica. El relato se desarrolla en un tono costumbrista, con una narrativa que combina ternura, humor y aprendizaje, transmitiendo sabiduría y amor.  La obra emplea un lenguaje claro y cercano, y aborda temas profundos, como las guerras, la violencia y el racismo, desde una perspectiva sencilla pero reflexiva, que refleja el carácter familiar y amistoso de la historia.

Carlitos, con su curiosidad y energía juvenil, se convierte en el puente entre generaciones, aprendiendo de sus mayores mientras les ofrece su visión fresca del mundo.

La novela logra un equilibrio entre la cotidianidad y la reflexión, invitando al lector a valorar las pequeñas cosas de la vida y la riqueza de los vínculos afectivos.